UNO:
Despierta y mírala, recuerda el primer día que la viste. Tómate tu tiempo, deleítate con sus facciones, reafirma su suavidad, enamórate un día más de ella. Mírala y se dichoso, date cuenta lo afortunado que eres al tenerla junto contigo. No hagas ruido, se prudente. No la despiertes, acaríciala con tus deseos. La edad no es un pretexto.
DOS:
Cierra los ojos, respira profundo. Date cuenta que estás vivo y que amaneció de nuevo. Descúbrete, dale la espalada a tu mujer, siéntate en tu cama.
TRES:
Agradécele a Dios tantos agobios, pídele un día más. Reafirma tu curiosa fe, usa tu estampa roja de plástico.
CUATRO:
Vuelve a respirar profundo, que tu anhelo te lleve a Lima. Pasea por los cuartos de tus hijos y ve como duermen. Siente el olor a tabaco en la habitación de tu hijo. Critica el compartir de la cama de tu hija con su perro. Ámalos. Tócalos sin tocarlos. Háblales que te escuchan, pero se hacen los dormidos porque así son ellos. Sonríe y se feliz por estar lejos.
CINCO:
Al sentirte cansado recuerda que no estás solo. Que tienes una gran mujer que te ama. No suspires por pena, tus hijos viven su vida añorando volver a vivir. No los extrañes, date cuenta que tienes lo más importante: una razón, una sonrisa, un paseo sin hablar, un pedir sin conciencia, una lágrima de algún almuerzo.
SEIS:
Pasa tu día sonriendo. Llama tres veces a tu esposa. Sigue leyendo y comprando libros excepcionales. Limpia tus zapatos cada vez que los ensucies.
SIETE:
Llegada la noche descansa. Tu hijo bebe y escribe. Tu hija estudia y fiscaliza. Tu casa es la misma. Date cuenta que eres un gran hombre y muy afortunado. Eres la prueba más grande de amor.
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