Era callado y de mirada franca, quizás lo único verdadero en él. Sería mejor tratar de describir su sombra que perder el tiempo en su físico; quizás no lo recuerdo o no lo quiera recordar, hacerlo me llevaría a años atrás a los que no me interesa mirar.
Es que no era fuera de serie. Bueno, alguna vez lo fue, pero se convirtió en un cualquiera, pasó al bando de los "no se quién es", dejó la luz de un presente soñado y un futuro brillante para perderse en la oscuridad de la inestabilidad, del casi, del por poco, del de milagro.
De su familia se sabía poco. Nunca contó lo necesario. Adoptaba cuantas personas se les presentaba y les abría su corazón. Sabía que eso era su gran debilidad pero nunca lo dejó de hacer.
Creo que vivía solo. Siempre dispuesto a la hora que sea. Se le veía en las calles por las noches, andando con un cigarro y un paso apurado. Mirando a la nada, tarareando "Nos sobran los motivos" y tratando de llegar a su luz.
Recuerdo que alguna vez me contó -con muchos tragos encima y con tantos cigarros que el humo invadía la habitación- como era mirar el mundo de una estrella. "Todos quieren llegar al tope, vivir en su estrella, no saben que de allí todo se ve igual, es más, no es tan espectacular como debería ser, para ser sincero el camino para llegar hasta allá fue lo más bello que pude vivir", me dijo.
Tenía pocos amigos, los necesarios. Creo que no disfrutaba de las multitudes, siempre buscaba excusas para huir de ellas. No porque tenía algo en contra del mundo, temía a que lo lastimaran más y no quería lastimar a nadie más. Siempre dijo que algún día cogería su bolso, lo pondría al hombro y caminaría el mundo. No quería que nadie lo extrañe, ni que lo piensen. Sólo quería que lo olviden. "Les dejo mi voz, mis ilusiones, mi pasado... que vean ellos que hacen con todo, de mi nombre... a la mierda con mi nombre".
De sus problemas... pues tuvo muchos. Deudas de juego, fantasmas que lo atormentaban cada dos noches, inseguridades, vicios muy fieles que lo seguían a donde fuera y un amor. Sabido de esto jamás quiso compartirlos. Eran sus cosas, el las resolvería, eso hacía creer. Lo único que logró fue acomodarlos muy bien en un casillero de su alma de donde una noche se rebalsaron y lo empaparon.
Era buen tipo, algo atípico, pero bueno al fin. Hoy me acordé de él. Lo vi en un cuadro que siempre lo encuentro y me niego a mirar. Pero hoy lo vi. No se donde estará, ni con quién, de lo que estoy seguro es que debe seguir llorando mucho, más que antes tal vez. Quizás más tembloroso, extrañando más , aumentando sus pesares y jodido por si mismo. Debe andar por ahí hablando con extraños, fumando más, drogándose aveces, bebiendo whiskies, pintando un cuadro o escribiendo. Sí, yo creo que sí... escribiendo ha de estar... esa prosa tan profana y ese verso tan dolido.
1 comentario:
Lo hiciste q bueno gran comienzo te deseo lo mejor se fuerte lo lograras te conozco haras lo que tu espiritu aventurero decida.
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