Te tengo a doce horas de vuelo, pero siempre estás a mi lado. No te has ido nunca, ni te irás. Eres mi fortaleza, mi verdadera razón. Mi única responsabilidad ante ti es realizarme y enterrarte, no sé si lo segundo se hará, pero antes de todo me verás, sonreirás y uno de los dos se marchará.
No recuerdo si alguna vez te agradecí tantas cosas padre, pero por si queda algún ápice de duda...
Gracias por tantos secretos.
Gracias por tus silencios.
Gracias por desenredarme la mente.
Gracias por volverme a recibir.
Gracias por dejarme ver tus ojos inundados.
Gracias por dejarme despotricar.
Gracias por un abrazo.
Gracias por hacerte extrañar.
Gracias por dejarme caer.
Gracias por levantarme.
Gracias por no estar ahora aquí.
Gracias por mostrarme la vida.
Gracias por tantos libros.
Gracias por el fútbol.
Gracias por el box.
Gracias por los carros.
Gracias por un solo te amo.
Gracias por tu rostro duro.
Gracias por tu alma dócil.
Gracias por dejarme fracasar una y otra vez.
Gracias por las caminatas.
Gracias por las rancheras.
Gracias por tu sonrisa.
Gracias por Iris.
Gracias por nunca reclamar.
Gracias por sólo preguntar.
Gracias por enseñarme los secretos de la soledad.
Gracias por tener la capacidad de quererme.
Gracias por decirme hijo.
Gracias por ser mi padre.
sábado, 16 de junio de 2007
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