Una de mis canciones favoritas, del gran Carlos Gardel
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con su pálido reflejo
ondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelven al primer amor.
La vieja calle
donde el nene cobijó,
suyo es su vida,
suyo es su querer.
Bajo el burlar mirar de las estrellas
que son indiferentes hoy me ven volver.
Volver con la frente marchita
y la fiebre del tiempo que flaquearon mi ser.
Sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
que errante en la sombra se busca y se nombra.
Vivir con el alma aferrada
a un dulce recuerdo que no volveré a ver.
Tengo miedo del encuentro
con el pájaro que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye
halla matado mi vieja ilusión
guardo escondida la esperanza humilde
de mi pobre corazón.
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con su pálido reflejo
ondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelven al primer amor.
La vieja calle
donde el nene cobijó,
suyo es su vida,
suyo es su querer.
Bajo el burlar mirar de las estrellas
que son indiferentes hoy me ven volver.
Volver con la frente marchita
y la fiebre del tiempo que flaquearon mi ser.
Sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
que errante en la sombra se busca y se nombra.
Vivir con el alma aferrada
a un dulce recuerdo que no volveré a ver.
Tengo miedo del encuentro
con el pájaro que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye
halla matado mi vieja ilusión
guardo escondida la esperanza humilde
de mi pobre corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario