miércoles, 27 de febrero de 2008

Digno de nosotros

Él divaga entre el deseo y el placer. Ella sueña con mares dulces y arenas blancas. Él lee poesía y escribe prosa lujuriosamente desquiciada. Ella cocina ilusiones y saborea prohibiciones. Él puritanamente estepario y fumador. Ella extremadamente acompañada y encantadora. Él de algún infierno y ella de todos los cielos.

Una mañana, hace copiosa cantidad de abriles, se cruzaron. De sonrisas y miradas se enamoraron, de mañanas y conversaciones se apropiaron. Un desierto de diferencias los apartaba, él y sus errores aumentaban la distancia.

El destino mañoso y caprichoso osó juntarlos. Escucharon y comprendieron que el amor verdadero es como las rosas... mientras más bellas, más espinosas.

Ella llora, reclama y lo extraña. Él calla, se atiborra de problemas y aún la ama. Ella rompió sus mañanas y pasados mañanas en un mes. Él, prisionero de sus culpas, juega a ser abyecto, sordo y mudo.

Él le da la espalda a reinos futuros y abraza lo incierto por un beso. Ella lo ama y lo odia, necesita su ausencia casi tanto como su presencia.

La princesa y el bohemio están juntos. Pasados y presentes, sístoles y diástoles, te amo y te odio, no me dejes y márchate... enamorados para la eternidad y más.