sábado, 29 de septiembre de 2007

Recogiendo mis pasos

Es de noche y hace frío. Junto con un cigarro y la garua sostenible mi recorrido se hace más placentero. Ornamentan mi camino un borracho sentado abrazando sus rodillas, un perro escuálido, un policía algo despistado, más de tres licorerías abiertas, una pareja dubitativa soslayando sus pasiones, un seguridad con mirada desconfiada, un semáforo haragán y un puesto de golosinas con un esquimal por vendedor.
Es más noche y hace más frío. El recuerdo de un cuento me dibuja un rostro algo añejo, el nombre de mi padre pinta pasajes de mi vida, pasajes llenos de risa y silencios. El cigarro se consume y mis fantasmas casi me alcanzan. Me miro la mano y encuentro razones, experimento salidas y huidas.
Es dos veces más noche y hace el triple de frío. Mis palabras confunden más y más. Mis líneas se disfrazan de polvo ausentado de color. Mis dedos son más escudriñables y una sonrisa distante de alegría se apodera del arenal de entre mis mejillas.
Es ya siempre noche y hace más que frío. Me entero que para pronto será inicio de un año. Necesito dormir unos meses, despertar disciplinadamente desalineado. Tal vez bañarme. Ir por algunos, abrazarlos, volver a vivir.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Un momento de agobio

Sabes, te extraño. No sé como ni cuando pero lo hago. Solo me doy cuenta cuando pasado el momento una profunda pena me abraza y lo hace muy fuerte. Lo peor es que eso no acaba ahí, luego siento la desesperante sensación de adormecimiento que me entumece el cuerpo hasta casi perder el sentido de la realidad y todo acaba cuando un cortante beso, ladrido, timbrado de teléfono o llamado repetido me regresa de un jalón a la realidad.

Me haces falta y no me acostumbro, pasó el tiempo y no me acostumbré.

Te necesito Dolita.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Siete maneras de aguantar hasta Enero

UNO:

Despierta y mírala, recuerda el primer día que la viste. Tómate tu tiempo, deleítate con sus facciones, reafirma su suavidad, enamórate un día más de ella. Mírala y se dichoso, date cuenta lo afortunado que eres al tenerla junto contigo. No hagas ruido, se prudente. No la despiertes, acaríciala con tus deseos. La edad no es un pretexto.

DOS:

Cierra los ojos, respira profundo. Date cuenta que estás vivo y que amaneció de nuevo. Descúbrete, dale la espalada a tu mujer, siéntate en tu cama.

TRES:

Agradécele a Dios tantos agobios, pídele un día más. Reafirma tu curiosa fe, usa tu estampa roja de plástico.

CUATRO:

Vuelve a respirar profundo, que tu anhelo te lleve a Lima. Pasea por los cuartos de tus hijos y ve como duermen. Siente el olor a tabaco en la habitación de tu hijo. Critica el compartir de la cama de tu hija con su perro. Ámalos. Tócalos sin tocarlos. Háblales que te escuchan, pero se hacen los dormidos porque así son ellos. Sonríe y se feliz por estar lejos.

CINCO:

Al sentirte cansado recuerda que no estás solo. Que tienes una gran mujer que te ama. No suspires por pena, tus hijos viven su vida añorando volver a vivir. No los extrañes, date cuenta que tienes lo más importante: una razón, una sonrisa, un paseo sin hablar, un pedir sin conciencia, una lágrima de algún almuerzo.

SEIS:

Pasa tu día sonriendo. Llama tres veces a tu esposa. Sigue leyendo y comprando libros excepcionales. Limpia tus zapatos cada vez que los ensucies.

SIETE:

Llegada la noche descansa. Tu hijo bebe y escribe. Tu hija estudia y fiscaliza. Tu casa es la misma. Date cuenta que eres un gran hombre y muy afortunado. Eres la prueba más grande de amor.