martes, 30 de diciembre de 2008

Bitácora de un escarceo IV (NOVELA)

Mis días nunca había sido tan lánguidos. Aburridos. Interminables. No hay play satation ni llamadas. Carajo, aunque en las noches flirteo con la locura, ahora mismo, en la claridad, coqueteo con la muerte.

¿Será así estar muerto? Siempre acostado, sin moverse, atormentado por los recuerdos, anhelando un beso con un te amo. No lo creo, quizás solo mueres y ya. No hay nada más. ¡San se acabó todo!

La mañana ha pasado entre Bayly y mis delirios matutinos. Ah, también escribí una carta, en realidad me escribí una carta. Yo solito, para XXX. Recuerdo empezar con: “Te creíste el rey del mundo ¿no? Nunca fuiste capaz de perdonar, de olvidar, de dejar atrás un error. Sinvergüenza, descarado, conchudo”.

Luego ponía: “Maldito, cruel, despiadado. De todo te reías ¿no? Ahora ps, ahora imploras cariño aunque sea por piedad. Das pena, das risa”. Después me preguntaba: “¿Dónde está tu orgullo, dónde está el coraje? ¿Por qué hoy que estás vencido mendigas caridad? Imbécil, poco hombre, envés de mis reveses de varón”.

Seguía con un: “Ya ves que no es lo mismo amar que ser amado. Hoy estás acabado, que lástima me das. Maldito, me alegro que ahora sufras. Ojalá que llores y te humilles por ese gran amor, por tu pasado, por todo. ¿Viste? La vida es una gran ruleta donde apostamos todos, y a ti siempre te había tocado ganar, pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado. Fallaste tarado. Te la jugaste y perdiste. Lero, lero candelero. Jojolete ¿Duele?”

Culminaba con:”Ahora ps… No que te gustaba andar mucho, pero mucho muy borracho. Ahora ps, emborráchate por la que te trae mal herido. Ya tienes excusa animal. ¡Ja! Ya vas a ver como es morir viviendo. ¿Reíste suficiente?, no que va, si tú reías mucho tu risa ¿no? Ahora llora mucho tu llanto ps… No que qué te importaba nada, que por puro gusto te cagabas. Ahora vete bastante al diablo. Atte. XXXX.”

La leí, no me gustó. Claro, detrás de una computadora todos son bravos. Todos son dioses blindados, omnipotentes. Además… no ps creo que sí me gustó, me calzó perfecto. Ya es la tarde y ojalá caída la noche pueda dormir.

Bitácora de un escareo III (NOVELA)

Vaya mierda de noche la que pasé. Debe haber sido la peor de estos últimos días. Sin duda fue la peor. Tuvo lágrimas, sudor, ansiedad, más lágrimas, recuerdos, hambre y más lágrimas. Claro, no dormí. No pude conciliar el sueño ni un ratito. Nada. Vi como amaneció. Acá la luz se cuela despacito. Es extraño. Pareciera que va con sigilo tratando de no despertar a nadie mientras los honorables huéspedes de este lugar siguen amarrados a la necesidad u obligación de dormir.

Y es que anoche hubo de todo. No aguanté más y rompí un acuerdo. Logré escuchar su voz, adormecida, pero era su voz al fin. “Duermes”, pregunté. Que cojuda manera de comenzar una conversación, al menos para esa hora, qué respuesta me esperaba, acaso un “no, huevón estoy despierta a las 3 de la madrugada esperando que un insomne imbécil como tú me llame”. De cualquier modo eso le dije y luego ya no sé más. Me encandilé en sus entonaciones, en sus mutismos cortos, en su lirismo al estirarse y bostezar. Luego corté y seguí con lo mío. Pensando y torturándome al querer ser Nostradamus. Aunque ahora, tras ya dos días y mil noches, puedo pensar que será un no. Hasta sé como será. No llamará, escribirá. Sí, así será. El celular seguirá prendido por las puras wevas. Alguna mañana, tarde o noche yo revisaré mi correo y ahí estará. Quizás ponga como asunto “Perdón”, “léelo por favor” o tan solo un simple “…” Después redactará algo así como “Trate, pero ya no hay nada más en mi corazón, lo siento que sea así, quiero que sigas descubriendo la maravillosa persona que eres, gracias por enseñarme tantas cosas…” y un sin fin de sonseras más que ponen las mujeres para decirte NO, jodete, ya no quiero estar contigo p…

Puta madre, productiva la noche. O al menos así estaba hasta las 6 que llegó la ronda y un joven muy alto, con cara de pavo y extremadamente blanco se paró en mi puerta. Preguntó cuántas horas llevo despierto. “Todas desde hace una semana”, le dije. Sonrió y me ofreció una chela. “Prefiero un whisky y un pucho”, repliqué. Abrió las persianas por completo e insinuó, mirando la tele, la lap top y mis tres celulares, que debo ser algo importante. “Soy escritor y en mis tiempos libres, a veces, periodista”. Trató de ubicarme con la mirada. Su cabeza debe haberse hecho un ocho al no encontrarme en su bagaje cultural televisivo. “No te mates, no salgo en la tele”. “Ahora comprendo”, contestó. Tomó mi carpeta y me miró esbozando una sonrisa. “Penas de amor”, le dije. “Si te afeitaras y te bañaras no las tendrías”, me cagó. “Seguro que también… tengo cáncer”. “Sí, sé leer”, me volvió a cagar. “Dale, vamos a bañarte”. Ah no… este tipo estaba para el culo. Primero que no me gustaba ni un poquito y segundo que las únicas mujeres que me habían bañado eran mi madre y la princesa que me enjabonaba la espalda recriminando mi falta de aseo. De cualquier modo este imberbe qué creía, que me podía llevar a la ducha sin un te quiero y un besito. Ni cagando. “Yo me baño solo”, contesté mirándolo con ganas de sacarle la reconche… y tapándome con la cobija hasta la altura de mi cuello. “Ok, si puedes pararte, ve”. Pendejo el blanquiñoso. A estas alturas no podía ni comer y me pedía que me bañara. Además, hoy no vería a mi musa, ni me iría de farra, ni había jugado pelota. “Hoy no me baño”, le dije y no me bañé.

Regresó al rato con mi desayuno. “Se acabaron las enfermeras o ya me llevaron a Cedro y yo ni enterado”, pregunté. Se tiró al piso de la risa sin saber que mi cuestionamiento era en serio. Siempre me pasó lo mismo. Nadie me tomaba en serio cuando decía las cosas. Mi ex gorda sostenía que era porque soy irreverente. Yo prefiero creer que es por… por la puta madre este maldito había traído tostadas y una basura que parecía avena. ¡Tostadas y avena! Donde carajo estaban los huevos fritos, el jamón, el pan francés, mi juguito, mi chicharrón. ¡Mi tamal! ¿Estaban dispuestos a reponerme del cáncer, pero querían matarme de hambre? “No jodas ps hermano, estoy pagando como si estuviera en el Hilton y me traes esa comida para locos”. “Es para que te repongas más rápido”. A ver, como le explicaba a este ñandú con tabas que ya estábamos a un día de la noche vieja, que no tenía un puto tono, que mi novia me había dejado, que estaba solo, que mis únicas visitan eran unas hormigas que venían por los residuos de comida que tiraba al piso, que me recagaba de hambre, que me daba lo mismo Serrat que Sabina y que tenía cáncer en fase tres o cuatro. Si ppp… cuñao, con tus ridículas tostadas y tu asquerosa avena me voy a poner mejor…payaso. ” No me paro y te tiro por la ventana por que tengo sondas hasta en el culo“. “Tranquilo, brother”, sonrió. “Algo así me imaginaba y te traje esto”. Sacó de sus bolsillos dos galletas de soda y una coca cola bien helada. Este hijo de puta me iba a matar, pero al menos iba a morir feliz. Le agradecí el gesto, aunque le advertí que si algo me pasaba iba a tener a medio mundo buscándolo para llevarlo a mejor vida.
Tomé esa nimiedad que me hicieron creer que era desayuno y ahora tengo en mis manos el De Repente un ángel de Bayly, lo leeré todo el día. También espero que ojalá llame o escriba, ojalá hoy sea el día. Ah, me olvidaba, un buen mil hojas no me caería mal.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Bitácora de un escarceo II (NOVELA)

He releído La Noche Detenida de Javier Reverte. Lo hice durante el día. Otra vez me dejé envolver por la novela poniéndome a mí como Miguel y a ella como Alma. Volví a sentirme buscado, vigilado, prohibido. “Dejo que las palabras engullan mi conciencia mientras el rostro de Alma asoma desde el pasado como una llamarada que aún me quema la piel”. Frase simple, seguro que también se me hubiera ocurrido, eventualmente. O quizás la hubiera copiado para decir lo mismo, sin plagiar, solo para decir lo mismo.

“Acierto a pensar que pertenecemos a la noche, como ella lo dijo alguna vez, y que yo pertenezco a una noche en el tiempo detenida, una noche de disparos y alaridos, de susurros dulces de amor entre la carne trémula de dos cuerpos que se amaron y dos corazones que latían como si fuesen uno solo”. Ya veo por qué gaste mi día leyendo este libro. Tenía que recordarla. Carajo, que cojudo puedo ser, las únicas fuerzas que tengo las gasto leyendo para viajar tras un recuerdo a su cama angosta y cálida.

Eso es menos patético que rogar. Creo.

Por un segundo la brisa del mar acarició mi rostro. Es extraño ya que estoy lejos de la playa. Pero la sentí. Dejé de leer y me permití enrollarme en la cama cual bebe para verme abrazado por ese ambiente.

Luego pasó algo raro. Casi nunca vislumbro el atardecer, sin embargo hoy los rayos rojos ocuparon mi atención por completo. Sentado frente al mar, es la misma visión, la misma con los pies húmedos. Acá estoy tapado y con los pies abrigados. Que cagada. Un calor de mierda y yo con medias. Es que cada vez que me las saco al venir la ronda una señorita bastante teñida y de sonrisa coqueta me obliga a ponérmelas. Cómo si tuviera pulmonía. Esta cojuda no ha leído mi expediente o yo no estoy enterado que tengo algo más.

Por otro lado hoy he estado solo. No vino nadie. No llamó nadie. Me sentí bien y mientras me sigan dando mis libertades seguiré estando bien. Ojalá y mañana tenga el play y me quiten tanta sonda que solo estorba. Gracias a Yemayá que en esta habitación no suena el típico bi-bi-bi. No suena nada.

Me cagaron con la comida. No llegó mi Bembos anhelado. Un puré hasta el culo y, para colmo, sin arroz. Como aquel almuerzo. Sin arroz. Vaya recuerdo. Un bistec con puré sin arroz. Con arto beso y sudor, pero sin arroz. Eso fue imperdonable… Claro que quedó olvidado con una caricia y una sonrisa. Puta madre, pero me cagaron con la comida. Esta basura no llena y yo necesito, si no se puede un Bembos, una pizza. Una pizza con jamón y chorizo estaría bien.

“-Ella se llama Alma, ¿verdad?
-¿Cómo lo sabes?
-¿Te enamoraste de ella?
Guardé silencio y luego mentí”
La puta. Qué buen libro. Pedazo de novela.

La noche ya cayó y calculo que no dormiré, como ayer. Quizás escriba, quizás la piense, quizás entre en una crisis nerviosa por la ausencia de tabaco y de grasas. Quizás, y ojalá Ochún me lo permita, pueda descansar.

Bitácora de un escarceo I (NOVELA)

Es complicado. La habitación se achica poco a poco. Las paredes blancas con sus cortinas raras se acercan cada vez más. Al parecer no hay salida y el aire empieza a escasear. Soy un escarceo del destino, pienso. El resultado del karma, de la venganza de la vida.

No está oscuro, pero sí callado. Una que otra mujer de alguna pasada fantasía viene a verme con una sonrisa fresca, prestada y desubicada. Leo, o al menos eso trato. Me jode el cuerpo y el dolor a veces se intensifica. Debería dormir y ya. Todo pasaría, descansaría. ¡Maldito insomnio! ¡Maldita memoria!

No puedo fumar y eso empeora la situación. Nada como un cigarro para aliviar las penas y ayudar a olvidar, claro, siempre y cuando el mentado bastoncito incandescente que sirve para producir cáncer esté acompañado por un buen whisky o una cerveza bien helada. Sí, eso estaría bien, una cerveza bien helada para calmar el demencial calor de la madrugada, además eso sirve para dormir. Como cuando andaba deprimido y dos cervezas servían para relajarme, más que el sanax, creo.

Huele a ella. No es el cuarto porque nunca estuvo aquí, ni estará. Huele a ella y es placenteramente malévolo. Un sentimiento de amor olvidado, de amor deprimido, de amor con cristales rotos y muñecas ensangrentadas. Que bien se siente estar mal. Puedo cerrar los ojos y delirar con su presencia ausente. Con su amor deseado. Con el recuerdo de un beso.

Ahora estoy dándole de comer al dolor. Viviendo solo y encerrado esperando una puta decisión. Debo salir de acá. A lo mucho aguantaré un par de días y luego tendré que escapar. Hace unas horas mientras dormía un poco soñé que huía, que había logrado sortear los avatares de la desdicha y a la seguridad y podía irme. Caminaba a la nada y la veía a lo lejos sonriendo con alguien más. Él le cogía la mano y ella desbarataba su defensa fijando su mirada en los ojos de aquel hijo de puta que estaba terminando de joder mi existencia. Desperté atiborrado de sudor y lágrimas. ¡Carajo! Ahora como mierda me quito esto que está mojado. Qué bien ahora una pulmonía me podía hacer presa fácil de su antojo.

Ya está amaneciendo y pronto la ronda me descubrirá divagando. Mejor trataré de dormir y ya veré luego.

sábado, 27 de diciembre de 2008