viernes, 29 de junio de 2007

Un desfogue en agonía

Con qué derecho maltratas a mi corazón, a mi vida. Con qué derecho adjetivisas a mi princesa, a la dueña de mi corazón. Aléjate de ella, hay razones para exigirlo, para obligarte. Ella es mi futuro aunque ya no la tenga.

La perdí o a puertas estoy de eso; a ella y a mi sueño de una niña. Qué buscas ahora, qué más. Estos enredos me terminaron de joder el presente. Ahora sí estoy peor que nunca, cargo la culpa de otros y las razones mías. Cómo entender que no me veré más en los ojos de mi Lili, cómo aceptar una derrota por la cual ni he peleado.

Ya no importa nada, una partida sin retorno, una noche a medias, una promesa sin cumplir. estoy en el limbo de entender lo que no hice y de quedar como siempre. Ella ya no regresará y la pena me empieza a carcomer desde adentro.

A la mierda contigo y con todos, lograron su cometido, confié en ustedes y me cagaron el ayer, el hoy y el mañana.

Cómo carajo le explico al corazón que siga latiendo sólo por inercia,"sin ella no hay razones", contestará, ya lo hizo un par de veces. Razones hay para unos días, explicaciones las tengo, pero que al salir de mi boca se convierten en mentiras y así llegan a los oídos de los demás.

Porqué mierda apareciste, porqué mierda me la tocaste, porqué carajo no te bastó con una razón sensata. Cuántas tretas más tienes bajo la manga, cuántas llamadas más, cuántos mails más...

Esto es sólo una descarga, desaparece, cerremos una historia que no es entendible. No volveré a escribir para despotricar de ti, pero entérate que me terminaste de matar en vida. Mi princesa no sabe ni entiende, sólo se deja llevar por todos, y su entorno me juzga y me lastimará. Ojalá y entiendas. Ojalá y mi vida me regrese mi vida...

Un cuento corto...

Cuando el soldado regresó de la guerra y buscó su vida entre cartas, fotos y viejas canciones encontró que todo había cambiado. Su amada, su fiel compañera y dócil mujer, se había convertido en un témpano de hielo, en una caja de pandora que al abrirla se atiborraba el ambiente de nombres, de saludos, de alcohol, de noches de fiesta publicadas sin el menor pudor.
Él no hallaba comodidades. Volvió al hogar es verdad, pero no sabía si podría vivir con los rezagos de una vida que se liberó y que aprendió del mejor a como sobrellevar el dolor y así crecer.
Los pensamientos lo mataban. Los recuerdos de antes de partir a la guerra lo atiborraban: ese cariño tan puro que se tenían, el amor sumiso de ambos y los besos casi siempre el principio y fin de todo. Quién sabe si ella supiera lo que pasó él, qué pasaría si confiara.
No aguantó más, se puso fuerte unos días y no pudo más. Cayó al inmenso abismo del alcohol y las drogas donde uno busca refugio y una pala para cavar su tumba. Se suicido. Se llevó con él los recuerdos del amor más puro y grande que el mundo jamás vio y que jamás volverá a ver...

lunes, 25 de junio de 2007

Volver...

Una de mis canciones favoritas, del gran Carlos Gardel
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con su pálido reflejo
ondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelven al primer amor.

La vieja calle
donde el nene cobijó,
suyo es su vida,
suyo es su querer.

Bajo el burlar mirar de las estrellas
que son indiferentes hoy me ven volver.

Volver con la frente marchita
y la fiebre del tiempo que flaquearon mi ser.

Sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
que errante en la sombra se busca y se nombra.

Vivir con el alma aferrada
a un dulce recuerdo que no volveré a ver.

Tengo miedo del encuentro
con el pájaro que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar.

Y aunque el olvido que todo destruye
halla matado mi vieja ilusión
guardo escondida la esperanza humilde
de mi pobre corazón.

domingo, 24 de junio de 2007

A mi fiel amigo Sancho

En cada mirada hay una vida, en cada vida hay un camino, en cada camino hay una historia, en cada historia hay una estrella y en cada estrella hay una ilusión. Es así que hace algunos abriles -mientras ponía el aparejo a mi Rocinante- apareció Sancho. Venía montado sobre su pasado, con las alforjas llenas de lágrimas y la ropa muy remendada con pedazos de reproches nunca dados.
Yo andaba en la dubitativa de vivir pueblerinamente o seguir pelando con molinos, hablando con las piedras, durmiendo despierto y amando como desahuciando. Sancho, cogió mi derecha, se escapó de mi sombra y me siguió si un ápice de duda.
Nunca entendí porqué se me acercó. Nunca entendí porqué ni siquiera preguntó si podía acompañarme. Sólo lo hizo y ahora es lo que es.
A nuestros inicios era todo rudimentario, de formas amorfas, de frases cortantes y de miradas segregadoras. Sin darme cuenta, la confianza que puse sobre mi vasallo lo llevó a convertirse en mi amigo. Juntos afilábamos nuestras espadas. Él limpiaba mi armadura y yo le hablaba de una vida que me enseñó con golpes y llanto la realidad de sus días.
Pasamos por tierras que nunca vieron un par tan disparejo. Peleamos juntos contra los gigantes de saco y corbata que tenían como principales armas sus costumbres, sus prejuicios, sus parámetros. Puse el pecho ante su rendición, lo levante y ensangrentado lo obligué a luchar ya no por él sino por mí y por su padre que lo esperaba en alguna covacha lejos del centro y cerca de los cerros. Y se paraba con la cara enrojecida y el sudor empapando su nuca luchaba y jadeaba y... vencía.
Así se fue haciendo fuerte. Levantaba piedras junto conmigo y bañaba a Rocinante mientras yo escribía cantares a mi hermosa Dulcinea.
Y sin darme cuenta ya había crecido, se sabía defender, ya no era un ignorante, algo había leído. Y sin querer enterarme una tarde entre tragos me dijo que se marchaba, que su vida ya tenía un rumbo, que hace algún tiempo desembarcó de ese barco que anadaba a la deriva y se había fijado un norte. Y por fin entendí... él había dejado de ser Sancho para convertirse en Don Quijote y yo había dejado de ser Don Quijote para ser un simple trovador de su historia.

jueves, 21 de junio de 2007

Pedido

¿Lo mismo de siempre?... Porque no apareces de la nada, con tus cabellos tapando tu rostro. Te sientas al pie de mi cama y me muestras las respuestas a todo... como antes, como siempre...

lunes, 18 de junio de 2007

La princesa y el bohemio

Estaban en la entrada del castillo de la princesa. Debajo de un jardín colgante de flores , ella recostada a una base del portón y el bohemio parado frente a ella con las manos muy húmedas de sudor y los ojos extasiados del amor más puro que pudo existir: sin malicia, sin lujuria y con mucha locura.
La princesa con los ojos muy perfectos, marrones claros, siempre vivos. De sonrisa capaz de hacer ocultar al sol, de palabras musicales y de gestos que volvían vate al exiguo bohemio. Él de ropas muy simples, de mirada muy triste, de sonrisa desconfiada y de corazón muy muerto.

Era invierno y la noche abrazaba con sus largos brazos todo el reino. Los árboles, mudos testigos de ese momento,amparaban a los amantes y tocaban con sus ramas -al ritmo del viento- las tonadas más hermosas que el reino P jamás oyó.

La luna no muy lejos, mas sí muy hermosa y muy llena, sonreía al ver dos mundos tan distintos y no muy lejanos unirse con el compartir de un mismo compás de los latidos de sus corazones. Las estrellas alumbraban de norte a sur el firmamento. "Cada estrella que veas y brille es un te amo, cada estrella que falte y por su ausencia no brille es mi corazón entrañándote", quiso decirle alguna vez el bohemio a la princesa, pero nunca lo hizo.

Las casas del pueblo -de dos plantas la mayoría- confabulaban con su silencio para no confundir sus bodrios placeres con una ilusión latente e impalpable a las manos mortales de los seres que se saben querer sólo por una vida.

Los pobladores pasaban saludando y sonriendo a la princesa. El bohemio callaba y ocultaba la rabia de no tenerla sólo para ella. Se sabía extranjero en unas tierras donde todos amaban la dulzura de la princesa. Era muy celoso, odiaba a todo aquel que estuvo antes que él, odiaba a todo ser que tuvo la dicha de tan siquiera haber rozado su mano con el dócil y negro cabello de su amada. "Una burbuja donde nadie te tocará ni te mirará, donde sólo yo existiré y donde sólo tú vivirás", así le hubiera gustado que sea al bohemio, pero la princesa tenía vida y él lo entendía.
Una mirada de pedido de piedad del bohemio, una sonrisa de amor de la princesa. Algo por decir por parte del bohemio, algo por oír por parte de la princesa. Muchos nervios y temores del bohemio, ingentes cantidades de ansiedad de la princesa. Una caricia en la tosca mano del bohemio y el pedido de una promesa hacia la princesa. "Me iré luego, sin preguntas, sin besos, como un ladrón en medio de la abyecta noche, como vine... de la nada hacia la nada", dijo el bohemio.
Los ojos confundidos de la belleza hecha mujer, las ansias por liberar lo que el bohemio tenía amarrado al corazón, la noche más fría, el reino más callado, lo chicos de la añeja esquina y un te amo preparado de lo tácito y servido para la princesa. Momento de inexistencia y de tiempo congelado, reacción del bohemio, sonrisa tímida de la princesa, huida desesperada del bohemio, noche de ilusión para la princesa.

domingo, 17 de junio de 2007

Un intento inútil

Después de tantas noches y muchas líneas de coca, él, se decidió a explicar las razones de su huida. Aquella mañana se levantó muy temprano, buscó un papel y lo puso en su antiquísima máquina de escribir. Preparó todo el ambiente: la cajetilla de cigarros, el whisky, algo de coca y la severa convicción de soltar todos los secretos que tenía amarrados a la boca.
El frío de la mañana lo entumecía, las razones a explicar lo abrumaban, las oraciones lo atiborraban. Una palabra tras otra, demasiado rápidas para escribirlas, demasiado rápidas para recordarlas. Su mente le jugaba una de esas pasadas que el tanto odiaba, estaba lleno de ideas que se iban con la llegada de la siguiente. Lo peor de todo era que sólo recordaba lo perfectas que eran sus frases que se perdían en el abismo de las ansias por escribirlas.
¿Cómo empezar? maldita incertidumbre. Y no era sólo eso, no quería lastimar a nadie. Era más que complicado, pero en alguna oración lo iba a hacer textual o tácitamente. Pasaban los minutos y se perdía en los recuerdos, su respeto por los pasados lo parametraban, lo limitaban; esa prosa tan explícita se vería marchitada por sus escrúpulos.
Sabía, por premisa, que no la iba a culpar, la entendía en el fondo. Antes que ella, él ya había vivido, para su edad, había vivido mucho. Peor aún, ella había sido muchas veces su pedestal de triunfos, testigo abstracto de tantas historias de amor, de momento. Era la única -quizás- que le conocía la mayoría de aventuras en las que él dejó caricias, besos, palabras y muchas corazones rotos. Es por eso que la entendía. Mientras él narraba sus aventuras ella más lo quería y sólo callaba.
Él se veía en la conjetura de no poder calificar nada. ¿Cómo reclamar sus dudas si él las alimentó algún tiempo atrás?. Sabía que a veces no importan los actos, sino el pasado. Gallina que como huevo aunque le corten el pico...
Pero esta vez todo fue injusto. Tristemente se sabía inocente, pero cómo podía expresarlo sin maldecir a los que lo tildaban de basura y de mentiroso. La pena lo invadía y las lágrimas lo ahogaban, estaban matando lo más puro en él, su mañana del pasado... y él sin hacer nada, inerte e inerme ante todo.
Y pasaban las horas y ningún párrafo escrito, menos cigarros, menos whisky, ya nada de coca y ni una mísera oración. Cómo podía describir los últimos meses de relación sin descalificar los años pasados. A pesar de muchas cosas y de ingentes cantidades de desdicha cómo haría por no desmerecer lo vivido. Pero es que era imposible, había vuelto a la puerta, al frío, a ser casi nada. Sin delito alguno -por vez primera quizás- era juzgado y sentenciado a ser sólo un "amiguito".
Y pensar que había dejado de vivir. Él adoptó las amistades de ella tras abandonar las suyas. Dejó sus sueños para vivir los de ella y lo hacía con una sonrisa en el rostro, nunca reclamó, nunca preguntó. ¿Cómo no dejar escribir a su frustración y a su desdicha?
Entonces la desesperación lo alcanzaba, los recuerdos lo envolvían y se empezaba a retractar de su presente, hasta que recordó ese sábado. Él soñaba con verse en otros ojos y ella lo golpeó donde quizás más le dolió. Eso lo empujó a muchas cosas. A vivir sin querer. Y alistó sus dedos para odiarla en el papel y hundirla en su misiva llena de maldiciones y reclamos, pero no pudo, no sabía que pasó, pero no pudo.
Llego la noche y la luna se coló por su ventana y una frase de años atrás lo destruyó. Miro la luna y se dio cuenta que no podía escribir, que era imposible explicar, que no quería desearle nada, que ella lo empujó a algo y que no culpaba a nadie.

sábado, 16 de junio de 2007

A lennarth

Te tengo a doce horas de vuelo, pero siempre estás a mi lado. No te has ido nunca, ni te irás. Eres mi fortaleza, mi verdadera razón. Mi única responsabilidad ante ti es realizarme y enterrarte, no sé si lo segundo se hará, pero antes de todo me verás, sonreirás y uno de los dos se marchará.

No recuerdo si alguna vez te agradecí tantas cosas padre, pero por si queda algún ápice de duda...

Gracias por tantos secretos.
Gracias por tus silencios.
Gracias por desenredarme la mente.
Gracias por volverme a recibir.
Gracias por dejarme ver tus ojos inundados.
Gracias por dejarme despotricar.
Gracias por un abrazo.
Gracias por hacerte extrañar.
Gracias por dejarme caer.
Gracias por levantarme.
Gracias por no estar ahora aquí.
Gracias por mostrarme la vida.
Gracias por tantos libros.
Gracias por el fútbol.
Gracias por el box.
Gracias por los carros.
Gracias por un solo te amo.
Gracias por tu rostro duro.
Gracias por tu alma dócil.
Gracias por dejarme fracasar una y otra vez.
Gracias por las caminatas.
Gracias por las rancheras.
Gracias por tu sonrisa.
Gracias por Iris.
Gracias por nunca reclamar.
Gracias por sólo preguntar.
Gracias por enseñarme los secretos de la soledad.
Gracias por tener la capacidad de quererme.
Gracias por decirme hijo.
Gracias por ser mi padre.

jueves, 14 de junio de 2007

No más...

Las lecciones se aprenden así, con lágrimas, dolor, pena... Siempre debe existir un malvado para que los demás vivan... No importa como o cuando, lo importante es que se aprenda...

Al mar y ADIOS!!

Los meses gritarán el mismo día.
Las noches añorarán un mes.
Los sueños extrañarán mis gestos.
Las tardes llorarán las promesas.

Pues bien, no merecí nunca nada ¿verdad?. Busca en la luna sus ojos y sus palabras que se deben escribir en el cielo asi:

No soy como él...
Fue un tropiezo...
Ya lo olvidaras...

Muy simple para las costumbres, nada complicado como antes.

No valí la pena... y adiós.

martes, 12 de junio de 2007

Comienzo de mi libro

Pues cuando me di cuenta ya no tenía arreglo. Estaba sentado en un rincón oscuro de aquel cuarto con las ventanas tapadas de ladrillos y con la puerta cerrada por un candado. Lloraba, lo recuerdo, lloraba mucho, veía como lo opaco se confundía con mi cuerpo y mi alma se empezaba a unir a ese festín. Traté de ponerme en pie, pero era inútil, las piernas no me respondían y la desesperación hacía más complejo y entendible mi llanto.
Me sentía sucio, además de empapado en algo que no sé que era. El cuarto olía a baño de cantina de mala muerte. Logré pararme, caminar unos pasos. Habían charcos en el piso. Apoyado en la pared con mucho esfuerzo sin querer encontré un interruptor. Se hizo la luz. La habitación era de color blanca, con muchas manchas de barro y de sangre. Había un colchón de inexplicable color -la suciedad se mezclaba con la humedad y la sangre- y con unos cuantos agujeros por donde se veían los resortes. Una caja de fruta al lado del colchón que fungía de mesa de noche y una foto sobre ella. Todo empezó a tener sentido.
Me vi, era sangre, pero no la mía. Mis piernas estaban arañadas y mis rodillas muy hinchadas. No terminaba de inspeccionar el cuarto visualmente cuando un cuerpo mutilado estaba a mis pies. Era una mujer, le habían cortado las piernas y los brazos, era la de la foto. Una llave cerca a ella, la cogí tratando de ni tan siquiera rozar ese cuerpo y trate con ella en el candado, la puerta se abrió.

domingo, 10 de junio de 2007

Sólo catarsis II

Me lastimaste. Me mentiste. ¿Qué buscabas? No iba a correr y lo sabías; hace mucho que dejé de correr. Terminaste de matar mi presente. ¿Te importó el pasado?... me empujaste a muchas cosas.

La distancia y el tiempo se lleva todo. Ya lo verás. Sueños rotos, manipulaciones, hijos alguna vez deseados...

jueves, 7 de junio de 2007

Nos sobran los motivos

(De Joaquín Sabina)
Este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojalá
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré,
guárdate el acuze del recibo
estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huerfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti.

lunes, 4 de junio de 2007

Desde mares

Cuántos versos más me mirarán mientras las noches y los minutos ultrajan corazones y esperanzas!!!

Has de volar muy lejos
donde llegaste al partir
sin mirar, sin hablar
ruego no has de recordar
la noche de una piedad.
Y estaré donde no
sin voltear a una voz
sin comentarios, sin pedidos
jura el ave lo del tiempo
del yo a vivo grito.
De las líneas inmortales
pues la soledad encajada
no caduca, no espira
sin antes haber pintado
los pisos de unas sombras.
Pues a lo lejos aún llego
antes que los sueños
no cansados, no vividos
para el mar de espuma
con los peces de alas anchas.
Una veintena de recuerdos
de cuatro soldados inermes
aún soñados, aún pensados
desde los abrazos
sin contratos todo arreglado.
Y con el verso en cero
desde todo y sin alas
así has de estar, así he de ver
lejos tan lejos...
sin recuerdos de ningún nombre

sábado, 2 de junio de 2007

Una noche de tantas

El mismo bar de mala muerte en Breña, las mismas caras, los mismos vicios y las mismas desdichas. Él estaba sentado en la barra, solo, tenía una botella a medias, un cenicero con un cigarro consumiéndose y dos líneas de coca cerca a su vaso.


"Hola, mucho tiempo sin hablarte", le dije. Me senté a su lado. Ni me miró, como si no existiera, como si no me quisiera hablar o escuchar. Luego de diez minutos y una lágrima seca en su mejilla suspiró y me dijo:


"Me han apuñalado el corazón... con el mismo puñal que yo le dí para que viva y se defienda en esta vida, con ése mismo ella me acaba de apuñalar. No sabe, no entiende. Que ya no es lo mismo me dijo, que yo la forcé, que ya no me necesita para estar bien. Así de fácil me lo dijo. Me culpa, todos me culpan... sin saber sin tan siquiera preguntar".


Bebió lo poco que quedaba en su vaso, sirvió un tanto más y me lo dio a mí. Hizo algo de espacio en la barra, se agachó y aspiró. Las dos líneas de coca yacían en su nariz. Se limpió un poco y continuó:


"Días atrás la vi, muy tranquila ella, estaba con otro. No es el único me dice. Hay alguien... con él se escribe, lo sé, ella no sabe que yo sé. Se dicen cosas como que se extrañan, se reclaman la ausencia de llamadas, ingratos se llaman...y yo, yo sólo me drogo, me emborracho y pienso en ella. Que cojudo... habiendo tantas atrás mio."
Pidió otra botella, ya no usaba el vaso. Se sacó la 9 milímetros con la que trabaja, le molestaba creo, la puso en la mesa:


"Y yo jodido, con plata pero jodido. Asustado, pensando que cada entrega será la última. Sabes... antes de todas las entregas rezo mucho, luego veo una foto de ella -siempre la cargo- y después a chequear si el seguro del arma está floja, digo por si se necesita una reacción rápida, en esta chamba uno nunca sabe Manu".Se le empezaba a quebrar la voz. "Y pensar que su entorno al que quise sin obligaciones dijo que era una mierda. Que en vez de estar trabajando estaba con otra, o con otras... tirando decían. No saben ni mierda de mi vida, ni mierda".


Cogió una servilleta, esas de papel que se usan de posa vasos también, se secó las lágrimas y respiró profundo:


"No sé que haré... miento si sé. Lo que hice siempre... me sentaré en la misma barra, con la misma botella, el mismo cenicero y las mismas líneas de coca y la esperaré. Si vuelve viviré, si no vuelve... viviré esperándola".


Se paró, guardó su arma, me abrazó y se fue.





viernes, 1 de junio de 2007

Aviso de servicio público!!!

A la heredera de la Cenicienta: Su príncipe la necesita...

...Otra más, una vez más, enredos...

No lo olvido. Al despertar amo éso y... ¿tú? No entiendes mis complejidades. No siento, no oigo... ¿Qué será del ayer en unos meses? Para ... nada. Tú eres muy realista ¿verdad?... yo no. Los futuros borrarán los puñales, los orgullos. Somos sangre ¿no es así? El ropero y los pisos lo saben.