viernes, 20 de julio de 2007

Sobre la traición y alguna de sus formas

Hay de los que no te hablan y lo hacen a tus espaldas, y de los que te hablan sólo para mentirte. Hay de los que te enredan, de los que te usan y de los que enredan a los demás para simplemente joderte. Hay de los que se te acercan sólo por probarse algo a ellos, te lastiman y se van. ¿Porqué?... Esa es la pregunta que despierta mucha expectativa y ni un ápice de respuesta... ni siquiera un asomo de respuesta.


En mi vida me crucé con todas estás clases de escorias. Sin saber puse mi confianza en ellas. ¡Bien pagado salí!, no esperaba menos, en realidad si no me hubieran traicionado estuviera decepcionado, me hubieran defraudado.


Como sea, tengo 21 años y detesto las multitudes. Tengo razones y mil recuerdos que sustentan mi desprecio al bullicio, al trencito y al salud entre 12 personas. Sí, 21 años de los cuales los últimos cinco (desde mi corta y dantesca estadía en Bridgport-USA) me los he pasado escuchando a los que jamás me escucharon, preocupándome por los que ni de mi nombre se acordaban, perdonando a los que ni sabían porqué lloraba y luchando batallas de los que ni enterados estaban que se encontraban en guerra.


Así fue, confié, ergo conté. Aveces, mis queridos y pasajeros lectores, hay que amarrar a los recuerdos, a las vivencias y a las opiniones y mandarlas a la habitación más oscura de la memoria, echarle candado y arrojar la llave al agujero más profundo y sangrante del corazón. Es verdad. Hay demasiado abyecto con buenos oídos sueltos por ahí. Esos no sólo tienen buen oído, sino también buena lengua y una facilidad increíble para transformar tus frases en puñales, los mismos que terminaran clavados en tu espalda.


Hace unas semanas confié en quién no debí hacerlo. Increíblemente esta hija de la desdicha de su madre me traicionó. Resultó siendo creativa la tipa y a una frase mía, sin malicia ni rencor, la convirtió en un argumento que me mantuvo (y por pasajes me mantiene aún) alejado de alguien a quien necesito para estar bien. Digo increíble porque esta muchachita, además de tener rabo de paja, me confió a mí algunas intimidades las cuales, como todo caballero, no sacaré a la luz por más que esta fulana me halla lastimado.


La traición está a mi izquierda, ya me convencí de eso. No digo que lo peor que a uno le puede pasar es que le hagan eso, sino que te lo hagan con tanta frecuencia y facilidad. Bien me dijo alguien alguna vez: "Pa cojudos los bomberos y tú..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

bueno sta muy bien lo q escribiste la verdad m encanto,suerte la tuya de poder expresar todo lo q sientes. Trasmitis mucho, o sera xq yo de traicion conozco muchos y muchas, pero sta muy bueno lo q decis!!